¿Hay un renacimiento de las ideas de ultraderecha en el mundo?
Hace pocos días salió a la Luz el libro: “Mengele, en el nombre del padre” de Rodrigo Vila Básico. La novela sale en paralelo a eventos actuales como la asunción de Trump, los gestos de Elon Musk hacia la extrema derecha alemana y otros personajes de derecha.
Mengele o el Ángel de la Muerte, fue el más sádico y cruel de todos los nazis, mientras unos eran enviados al campo de trabajos forzados, otros eran arrojados a las cámaras de gas", otro grupo, formado por gemelos, enanos y discapacitados, era usado como conejillos de indias de experimentos macabros en el pabellón bautizado "zoológico".
Goebbel en cambio, se ocupaba de la propaganda nazi, convenciendo a la gente que judíos, gitanos, comunistas u homosexuales no eran personas, había que matarlos como ratas. Dirigió el Ministerio de Educación Popular y Propaganda, una cartera que fue creada por Adolf Hitler a su llegada al poder en 1933 y que monopolizó el aparato mediático estatal, prohibió todas las publicaciones y medios de comunicación que no estuvieran bajo su control y orquestó un sistema de consignas que eran transmitidas desde un poder centralizado al cine, la radio, el teatro, la literatura y la prensa.
Así Goebbels desarrolló 11 principios de la propaganda nazi que operaron con gran eficacia. Son principios que habitan en la mayor parte de las “fake news” que hoy circulan por las redes y se están aplicando en los países donde la ultraderecha llego al gobierno:
Principio de simplificación y del enemigo único: Adoptar una única idea, un único símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.
Principio del método de contagio: Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
Principio de la transposición: Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
Principio de la exageración y desfiguración: Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
Principio de la vulgarización: “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
Principio de orquestación: “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
Principio de renovación: Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
Principio de la verosimilitud: Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
Principio de la silenciación: Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
Principio de la transfusión: Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
Principio de la unanimidad: Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.
Estas ideas demuestran porqué las idelologias fascistas o pro nazis, de actualidad, necesitan manejar la educación (Trump termina de eliminar el Ministerio de Educación y las redes sociales. Nombrar Cortes adictas o mantener discursos vacuos y atrayentes, especialmente para la juventud, liquidar las opiniones contrarias o censurar, son otras características que se están desarrollando en distintos países, lamentablemente, con éxito.
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