El cerebro y las nuevas conductas adaptativas
Todos los días la ciencia nos deja
estupefactos, por tal motivo quisiera apuntar algunos descubrimientos que nos
permitirán vivir mejor en nuestra actual vida y futura, pero especialmente en
esta épocal pandemia.
Primero quiero se advierta la
importancia de algún último descubrimiento, que, aunque no está totalmente
desarrollado abre grandes perspectivas a ciertas personas.
“En España unos sensores ubicados en el cerebro de un tetrapléjico han capturado la actividad neuronal mientras imaginaba que escribía y la han convertido letra por letra en texto. Está interfaz cerebral cerebro-máquina ha logrado una velocidad de escritura cercana a la que tiene una persona cualquiera mientras teclea en un celular, además con la ayuda de un simple predictor de textos transcribe casi sin errores los signos de palabras y frases complementarias”. Quizás esto sea el sueño de muchos, pero escribir o hablar sólo con un pensamiento puede ser una realidad no remota. Al mismo tiempo, una necesidad para quienes por enfermedad o lesión no pueden comunicarse. Ya se han se han ideado sistemas que rastrean los movimientos del ojo que activan un teclado virtual; otros son mecánicos como la interfaz que usaba Stephen Hawking para convertir los movimientos de su mejilla derecha en una voz robótica y que murió a los 76 años luego de que el ELA lo invadió a los 25. Todo indica que convertir la actividad cerebral en palabras habladas o escritas, es lo que hoy Investigan los bioingenieros y los seudocientíficos expertos en Inteligencia artificial, es casi una realidad presente.
La inteligencia artificial (IA) es la
mejor inversión para nuestros países, con vista al futuro. Nuestra actividad neuronal nos permite
decodificar fácilmente una Firma o predecir la letra deseada, por lo que se
concluye que la escritura a mano permite una decodificación más fácil y por lo
tanto un ritmo de tecleo en una pantalla relativamente más rápida. Ya se logró que un enfermo de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) escribiera a un ritmo 90 caracteres por minuto que no queda lejos
de los 115 que teclea un celular una persona de su edad sin discapacidad. Hace
poco Esteban Bullrich (Senador argentino habló sobre su vida y esta enfermedad.
Su filosofía es excelente: “No nos define la enfermedad, sino la manera en que
la asumimos y enfrentamos. Trabarse es morir, aliarse a la muerte y
anticiparla. A veces se logra aprender
del dolor. Y esa lección es más honda que cualquier otra”. Es una lección de vida ya que encontró una
libertad más profunda y ahora se debe lealtad sólo a él mismo y a los suyos.
Igual con todos estos descubrimientos hay un camino para recorrer a su perfección,
pero el avance es firme y promisorio. La tecnología de interfaz cerebro-máquina
buscan ayudar en distintas discapacidades. El multimillonario Elon Musk, ya lo hemos
citado en un artículo anterior, está detrás de un chip que colocado en el
cerebro logra archivar emociones, etc. con vistas a curar el Alzheimer. Dicho
sea de paso, se termina de probar el primer medicamente contra ese mal.
Hemos descubierto que, a lo largo de
nuestra vida, nuestro cerebro va cambiando de manera constante. Claro, es
materia, por lo tanto, desarrollo y mutación eterna. La experiencia y el
ambiente modifican los circuitos neuronales y regulan la expresión de nuestros
genes. Esto es gracias a que Nuestro cerebro es fundamentalmente un órgano
adaptativo y su neuroplasticidad es la capacidad del sistema nervioso para
modificarse o adaptarse a los cambios, inclusive en edad adulta. Este mecanismo
permite a las neuronas reorganizarse formando nuevas conexiones y
ajustar sus actividades en respuesta a nuevas situaciones o a cambios en el
entorno.
Según Manes, Fernando Nottebohm, investigador
argentino que trabaja en Nueva York, probó que el repertorio de cantos de
los canarios, que varían según la época del año, responde a los cambios que se
van produciendo estacionalmente en distintas poblaciones celulares de su
sistema nervioso. Y que esto sucedía porque se generaban nuevas poblaciones de
neuronas.
Alejandro Schinder del Instituto
Leloir y equipo, aportaron otro concepto importante: estas nuevas neuronas
tienen además la capacidad de integrarse exitosamente a circuitos ya existentes
y ser funcionales; imitan el comportamiento de las neuronas vecinas y logran
así cumplir su misma función.
La plasticidad sináptica es la
capacidad que las neuronas tienen para alterar su capacidad de comunicación
entre ellas. Cada vez que nos enfrentamos a una nueva pieza de información que
se debe almacenar en nuestra memoria, se generan nuevas sinapsis, se fortalecen
otras, algunas se debilitan y otras se podan. Este proceso representa
un mecanismo evolutivo fundamental de aprendizaje. en seres, también, complejos
como nosotros.
El cerebro es capaz así de compensar
parcialmente el daño, reorganizando y formando nuevas conexiones entre neuronas
intactas.
Es evidente que la neuroplasticidad
constituyó uno de los principales mecanismos a través de los cuales las
especies fueron evolucionando a lo largo del tiempo, adaptándose así a cambios
del ambiente más allá de aquello que estaba predeterminado genéticamente.
Porque si todo cambia, como dice la canción, no es extraño que también cambie
nuestro cerebro, que es la representación más altamente organizada de la
materia.
Tener en cuenta estos aspectos, nos
mueve a poner en practica cosas que implican realizar cambios pequeños pero
constantes (como limpiarse los dientes con la otra mano, o hacer caminos
distintos, subir la escalera en vez de tomar el ascensor, etc.), nos ayudará a
ese cambio. Pero también otro elemento
clave es desarrollar el humor como un rol clave en el desarrollo mental, en la
inteligencia abstracta y en la formación de una estructura psicológica futura
más sólida.
Así como el COVID muta, también
debemos mutar nosotros. Para ello no hay mejor cosa que hacernos
nuevas preguntas, no darnos respuestas. Hacer siempre las mismas preguntas nos
lleva siempre al mismo camino.
La Pymes y los seres humanos tienen
la posibilidad y deben reinventarse también cotidianamente, ya que hoy el
desafío es complejo y duro, Pero se puede, solo hace falta una dosis de creatividad,
tranquilidad, y adaptación activa a la nueva realidad.